En invierno, la naturaleza parece replegarse sobre sí misma hasta el punto de que algunos animales optan por desaparecer y pasar estos meses durmiendo.
Mientras el verano y la primavera favorecen la expansión y la apertura, el invierno lleva al recogimiento e interiorización.
Así que la naturaleza, de manera «natural» nos invita a la introspección, a la tranquilidad y buenos alimentos. Reconociendo la naturaleza que somos. Aprovechemos la oportunidad que nos brinda esta estación para centrarnos en nosotr@s.
El cuerpo tiene la capacidad de adaptarse al frío, a la lluvia que limpia la tierra y la nutre, al viento. Por eso es importante saber apoyarlo, abrigando nuestra zona lumbar, dándole caldos remineralizantes y nutritivos, tisanas de plantas que aporten calor, un baño de agua caliente con un puñado de sal marina, o un aromático aceite esencial, nos acercaran a nuestro espacio de confort.
Aprendamos a disfrutar de la fuente de calor que siempre está, aquella que proviene de sentirnos a gusto y «mirarnos hacia dentro».
Con amor
Cristina Villarroya 🫶🏼🙏🏼⭐